Cerca del 85% de la población mundial se identifica con una religión u otra. Por lo tanto, la inmensa mayoría de los seres humanos, miles de millones de personas, cree en la existencia de lo sobrenatural, una realidad que no responde a las leyes de la naturaleza. Y una vez abierta la puerta al mundo espiritual, muchas cosas son posibles: almas que viajan al más allá, que regresan a la esfera terrenal o quedan atrapadas en ella, y que pueden interferir con nuestro mundo a través de apariciones, voces u otras manifestaciones.
Hay quien alega que, basándose en la primera Ley de la Termodinámina enunciada por Albert Einstein (la energía no se crea ni se destruye, sino que se transforma), tendría todo el sentido que existiesen los fantasmas, puesto que serían la energía resultante de nuestro ser cuando muere, que en lugar de desaparecer, adquiriría otra forma. Sin embargo, lo que sucede con la energía de nuestros cuerpos al morir es que se libera en forma de energía calorífica a través de procesos de descomposición en el medio.
Así que, por el momento, no hay ninguna evidencia científica rigurosa de que los fantasmas en realidad existan.
¡Repasemos algunos hechos que la ciencia ha investigado entorno a los fantasmas y al "más allá"!
Experiencias cercanas a la muerte:
Las experiencias extracorpóreas, como los viajes astrales o las experiencias cercanas a la muerte (ECM), figuran entre los sucesos paranormales que más han captado el interés popular, pero que también han atraído cierta dosis de investigación científica. La versión más clásica de las ECM suele incluir un túnel y una luz, aunque ciertos estudios han mostrado que los relatos son muy variados y que no necesariamente se relacionan con factores culturales.
Sin embargo, también la ciencia ha encontrado respuestas basadas en los cambios de estimulación cerebral que pueden producirse durante la muerte, el coma o incluso la cirugía. Las investigaciones muestran que la inducción artificial de experiencias extracorpóreas activa las áreas del cerebro en los lóbulos parietal y temporal implicadas en la sensación del propio cuerpo y en la orientación espacial. Recíprocamente, varias líneas de evidencia han revelado cómo la estimulación o el daño en la unión temporoparietal donde ambos lóbulos se encuentran —incluyendo, por ejemplo, ataques epilépticos— se relacionan con la aparición de experiencias extracorpóreas , que los investigadores atribuyen a una integración sensorial deficiente en esa región del cerebro.
En el siglo XIX las sesiones de espiritismo eran trending topic entre las clases pudientes. El espiritualismo sedujo a personajes de la talla de Abraham Lincoln, Arthur Conan Doyle, Pierre Curie, Thomas Edison o Alfred Russel Wallace, entre muchos otros.
Y aunque por entonces algunos científicos comenzaban a adentrarse tímidamente en el estudio de estos fenómenos, fue en el XX cuando la ciencia de lo paranormal floreció. En 1930 el psicólogo de la Universidad de Duke William McDougall invitaba al botánico J. B. Rhine y a su esposa Louisa para fundar el laboratorio de parapsicología, el primer gran centro de su clase. Duke no fue la única universidad de prestigio que tuvo su laboratorio paranormal. En la Universidad de California en Los Ángeles la psicóloga Thelma Moss dirigió un laboratorio similar de 1968 a 1978, y Stanford tuvo también el suyo.
Sin embargo, todo aquello comenzó a decaer cuando los experimentos no rendían los resultados esperados. Hoy el laboratorio de Duke sigue vivo como el Rhine Research Center, ya sin ninguna afiliación a la universidad. Se ha dicho que este caso inspiró la escena inicial del cierre del laboratorio del Dr. Venkman (Bill Murray) en la película de 1984 Los cazafantasmas, que refleja aquella huella de la parapsicología en la cultura popular. Aunque en la vida real, a diferencia de la ficción, los fantasmas no terminaron dando la razón a los investigadores.
Rasgos psiquiátricos y sensibilidad espiritual:
Las alucinaciones a menudo explican las apariciones o las voces. Según un dato, el 3% de las personas experimentan algún episodio psicótico en su vida, lo que puede incluir falsas percepciones visuales o auditivas. Pero también táctiles: en 2021 un estudio de la Universidad de Leicester con un grupo de pacientes psicóticos encontró que, además de las voces y visiones, estas personas suelen experimentar sensaciones de tacto, temperatura, tensión o dolor; ¿la mano de un fantasma? En 2020, otro estudio describió que quienes se autoidentifican como médiums suelen presentar un rasgo de personalidad llamado absorción, propensión a sumergirse en fantasías o estados alterados de consciencia, lo que podría relacionarse con el hecho de que estas personas vivan su experiencia como espiritual y no como un trastorno mental. Sin embargo, también se han descrito las alucinaciones ocasionales en personas sin ningún diagnóstico psiquiátrico por diversas causas, incluyendo exceso o defecto de estimulación sensorial o sonidos repetitivos como el de una lavadora, y en situaciones de luto suelen referirse a la presencia de la persona fallecida.
A ello se unen los trastornos como la parálisis del sueño, a menudo asociada a alucinaciones que según las culturas se han interpretado como demonios o abducciones alienígenas. Por si fuera poco, las intoxicaciones con monóxido de carbono o la exposición a las esporas de ciertos hongos —presentes en casas abandonadas o incluso en los libros viejos—se han relacionado con alucinaciones fantasmales, e incluso ciertos experimentos han mostrado cómo estímulos físicos como infrasonidos o campos electromagnéticos pueden estimular experiencias fantasmagóricas típicas. En resumen, la ciencia no anda escasa de explicaciones para los fenómenos paranormales. Aunque, por supuesto, la fe es libre.
Y tú...¿Crees en los fantasmas?
Información obtenida de OpenMindBBVA y muyinteresante
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