Erwin Rudolf Josef Alexander Schrödinger (1887–1961) fue uno de los gigantes intelectuales del siglo XX, célebre por formular la ecuación de onda que lleva su nombre, pilar fundamental de la mecánica cuántica. Nacido en Viena, Austria, en una familia culta y con acceso a una excelente educación, mostró desde temprana edad una inclinación tanto por las ciencias como por las humanidades, un rasgo que lo acompañaría toda su vida.
El contexto histórico y el nacimiento de la mecánica cuántica
En las primeras décadas del siglo XX, la física atravesaba una revolución. Experimentos como el efecto fotoeléctrico (explicado por Einstein) y la radiación del cuerpo negro habían demostrado que la visión clásica del mundo era insuficiente. Max Planck había introducido la idea de los “cuantos” de energía, pero el verdadero reto era explicar cómo se comportaban las partículas subatómicas.
Schrödinger, fascinado por las ideas de Louis de Broglie sobre la naturaleza ondulatoria de las partículas, buscó una ecuación matemática que describiera este comportamiento. En 1926, presentó su ecuación de onda, capaz de predecir con precisión la probabilidad de encontrar una partícula en un punto del espacio y el tiempo. Con ello, dio origen a la mecánica ondulatoria, que junto a la mecánica matricial de Heisenberg, formó la base de la física cuántica moderna.
El gato que nunca estuvo vivo (ni muerto)
Aunque fue un defensor inicial de su ecuación, Schrödinger era escéptico sobre las interpretaciones más radicales de la cuántica, especialmente la llamada interpretación de Copenhague, liderada por Niels Bohr. Para ilustrar sus dudas, en 1935 propuso el célebre experimento mental del “gato de Schrödinger”: un animal encerrado en una caja cuya vida dependía de un evento cuántico. Según la interpretación ortodoxa, hasta que no se observe, el gato estaría simultáneamente vivo y muerto. Con esta paradoja, Schrödinger pretendía evidenciar lo absurdo de trasladar la superposición cuántica al mundo macroscópico.
Más allá de la física
Schrödinger no fue únicamente un físico. Su curiosidad lo llevó a explorar campos como la filosofía, la historia de la ciencia y la biología teórica. En 1944 publicó "¿Qué es la vida?", un libro que influyó profundamente en el desarrollo de la biología molecular. En él anticipó la existencia de una “estructura portadora del código genético”, que décadas después se revelaría como el ADN.
Premios, exilios y legado
En 1933, recibió el Premio Nobel de Física junto a Paul Dirac por sus contribuciones a la mecánica cuántica. Sin embargo, el ascenso del nazismo lo llevó a abandonar Austria. Vivió en Suiza, Reino Unido y, finalmente, en Irlanda, donde ayudó a fundar el Instituto de Estudios Avanzados de Dublín.
Erwin Schrödinger murió en Viena en 1961, aquejado de tuberculosis, pero dejando una huella indeleble en la ciencia. Su ecuación sigue siendo el corazón de la física cuántica, y su gato —real o imaginario— continúa vivo en debates, memes y discusiones filosóficas.
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