Galileo Galilei (1564–1642) no fue solo un astrónomo y físico; fue un revolucionario intelectual que ayudó a transformar para siempre la manera en que la humanidad entiende el universo. Nacido en Pisa, en la Toscana italiana, Galileo creció en una Europa marcada por la transición del pensamiento medieval al Renacimiento, una época en la que el conocimiento se debatía entre la autoridad de la Iglesia y la creciente evidencia empírica.
Juventud y formación
Originalmente destinado a estudiar medicina en la Universidad de Pisa, Galileo abandonó ese camino para dedicarse a las matemáticas y la filosofía natural. Su inclinación por la experimentación lo llevó a desafiar la enseñanza aristotélica que aún predominaba en las universidades. Uno de sus primeros aportes fue su trabajo sobre el movimiento pendular, que observó en las lámparas oscilantes de la Catedral de Pisa, estableciendo el principio de isocronismo.
Contribuciones científicas
Galileo desempeñó un papel clave en el nacimiento de la física experimental. Formuló la ley de la caída de los cuerpos, refutando la idea de Aristóteles de que los objetos más pesados caen más rápido. Lo hizo no solo teóricamente, sino mediante experimentos meticulosamente controlados, muchos de los cuales realizaba utilizando planos inclinados para medir el tiempo con mayor precisión.
En astronomía, su vida dio un giro en 1609, cuando supo de la invención del telescopio en los Países Bajos. Galileo perfeccionó el instrumento, aumentando su potencia, y lo dirigió hacia el cielo. Lo que vio cambió la historia: montañas y cráteres en la Luna, las fases de Venus, las lunas de Júpiter (a las que llamó "Mediceas" en honor a su mecenas) y miles de estrellas invisibles a simple vista. Estas observaciones proporcionaron pruebas contundentes a favor del heliocentrismo copernicano.
El conflicto con la Iglesia
Defender públicamente que la Tierra gira alrededor del Sol lo puso en conflicto directo con la Iglesia Católica, que veía en estas afirmaciones una contradicción con la interpretación literal de las Escrituras. En 1616 fue amonestado y se le ordenó no enseñar la teoría como un hecho. Sin embargo, Galileo no abandonó sus investigaciones. En 1632 publicó Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo, obra que comparaba el modelo ptolemaico y el copernicano. El libro, aunque formalmente equilibrado, inclinaba claramente la balanza hacia el heliocentrismo.
La Inquisición lo llamó a juicio, y en 1633 Galileo fue declarado culpable de herejía. Bajo amenaza de tortura, se vio obligado a abjurar de sus creencias. Fue condenado a arresto domiciliario de por vida, que cumplió en su villa de Arcetri, cerca de Florencia.
Últimos años y legado
Durante su reclusión, Galileo no dejó de trabajar. Escribió Discursos y demostraciones matemáticas en torno a dos nuevas ciencias, que sentaron las bases de la mecánica clásica y de la resistencia de materiales. Incluso, mientras su vista se deterioraba hasta quedar ciego, seguía dictando sus ideas a sus discípulos.
Galileo murió en 1642, el mismo año en que nació Isaac Newton, quien llevaría sus descubrimientos a una formulación matemática más general.
Hoy, Galileo es considerado el "padre de la ciencia moderna" porque encarnó el espíritu del método científico: la observación sistemática, la experimentación y la comprobación racional frente a la autoridad. Su vida fue un ejemplo del choque entre la razón y las estructuras dogmáticas, y su obra sigue siendo un símbolo de la libertad intelectual.
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