En la base de la química moderna se encuentra un concepto que explica por qué los átomos se combinan para formar moléculas: el enlace covalente. A diferencia de los enlaces iónicos, donde un átomo transfiere electrones a otro, en el enlace covalente los átomos comparten pares de electrones. Esta interacción, discreta e invisible, es la responsable de la enorme diversidad de compuestos en la química orgánica e inorgánica, desde una simple molécula de agua hasta el ADN.
Origen del concepto
El término "covalencia" fue introducido en 1919 por Irving Langmuir, quien buscaba describir cómo los átomos podían compartir electrones para alcanzar una configuración estable. Su idea estaba inspirada en la regla del octeto propuesta por Gilbert Lewis en 1916, según la cual los átomos tienden a completar su última capa electrónica con ocho electrones, imitando la estabilidad de los gases nobles.
¿Qué es un enlace covalente?
Un enlace covalente se forma cuando dos átomos comparten uno o más pares de electrones entre sí. Este compartir permite que ambos átomos "sientan" como propios los electrones del otro, alcanzando mayor estabilidad energética.
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Enlace covalente simple: un par de electrones compartidos (ejemplo: ).
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Enlace covalente doble: dos pares de electrones compartidos (ejemplo: ).
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Enlace covalente triple: tres pares de electrones compartidos (ejemplo: ).
El número de enlaces está relacionado con la valencia del átomo, es decir, la cantidad de electrones que necesita para completar su capa externa.
Polaridad y electronegatividad
No todos los enlaces covalentes son iguales. La electronegatividad (capacidad de un átomo para atraer electrones hacia sí mismo) determina la naturaleza del enlace:
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Covalente apolar: los electrones se comparten de manera equitativa (ejemplo: , ).
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Covalente polar: los electrones se comparten de manera desigual, generando una separación parcial de cargas (ejemplo: ).
Esta diferencia es esencial para explicar fenómenos como la solubilidad, la conductividad y las propiedades biológicas de las moléculas.
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Créditos: Lifeder |
Modelos de explicación
La comprensión del enlace covalente se consolidó con varios modelos:
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Teoría del enlace de valencia (Heitler y London, 1927): describe cómo los orbitales atómicos se solapan para compartir electrones.
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Teoría de orbitales moleculares (Mulliken, 1932): propone que los electrones ocupan orbitales que pertenecen a toda la molécula, no solo a un átomo específico.
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Hibridación de orbitales (Pauling, 1931): explica geometrías moleculares como la forma tetraédrica del metano mediante la combinación de orbitales atómicos.
Estos modelos han permitido entender desde el ángulo del enlace en el agua hasta las estructuras complejas de biomoléculas.
Importancia en la naturaleza y la tecnología
Los enlaces covalentes son la base de la vida y de la materia tal como la conocemos:
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Biología molecular: el ADN, las proteínas y los lípidos están sostenidos por enlaces covalentes.
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Materiales: el diamante y el grafeno deben su dureza y resistencia a sus redes covalentes.
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Química orgánica: toda la diversidad de compuestos del carbono depende de su capacidad para formar múltiples enlaces covalentes.
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Tecnología moderna: materiales semiconductores como el silicio dependen de estructuras covalentes para funcionar en dispositivos electrónicos.
Una red invisible que sostiene el mundo
El enlace covalente es un ejemplo perfecto de cómo la física cuántica y la química se encuentran en la estructura íntima de la materia. Lo que empezó como una hipótesis para explicar la estabilidad de los átomos se convirtió en el principio fundamental que conecta desde la molécula de agua que bebemos hasta los materiales que hacen posible la era digital.
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